Continuando mi reflexión del lunes pasado, hoy les comparto las inquietudes y propuestas manifestadas en la semana de formación permanente del clero sobre el modelo de la parroquia según Aparecida.
Siguiendo el método ver-juzgar-actuar iniciamos nuestro trabajo dedicando un día a “ver”, a “mirar” la realidad de nuestras parroquias desde estas tres perspectivas: la parroquia, comunidad que inicia y forma en la vida cristiana; la parroquia, comunidad de comunidades; y la parroquia, comunidad al servicio de la vida.
Un cuestionario de seis preguntas para cada uno de los enfoques indicados nos ayudó a discernir y compartir en grupos lo que vemos, oímos y vivimos acerca de nuestras parroquias.
En el segundo día, tres conferencias nos presentaron el modelo de parroquia renovada según el documento de Aparecida. “Uno de los anhelos más grandes que se ha expresado en las Iglesias de América Latina y el Caribe, con motivo de la preparación de la V Conferencia General, es el de una valiente acción renovadora de las parroquias” (DA 170).
Yo desarrollé el primer núcleo: “La parroquia, iniciadora y formadora de los discípulos misioneros”. El discípulo no nace, se hace. ¿Cómo? “Se impone la tarea irrenunciable de iniciación cristiana” (DA 287). ¿Dónde? “La parroquia ha de ser el lugar donde se asegure la iniciación cristiana” (293). Iniciar ¿en qué?. “La iniciación cristiana es la manera práctica de poner en contacto con Jesucristo e iniciar en el discipulado” (DA 288).
No todo termina con la iniciación. “La vocación y el compromiso de ser hoy discípulos misioneros en América Latina requiere una clara y decidida opción por la formación de todos” (DA 276). “Por eso, los mejores esfuerzos de las parroquias deben estar en la formación permanente de los laicos misioneros” (DA 174)
Monseñor Luis Solé, obispo de Trujillo, expuso el núcleo segundo: “la dimensión comunitaria de la parroquia y los organismos de corresponsabilidad y participación”. “La vocación de discipulado es convocación a la comunión en la Iglesia. No hay discipulado sin comunión” (DA 156). Y no hay comunión sin la pertenencia a una comunidad (DA 164). Entre estas comunidades sobresalen las parroquias, “células vivas de la Iglesia y lugar privilegiado en el que la mayoría de los fieles tienen una experiencia concreta de Cristo y de la comunión eclesial. Están llamadas a ser casas y escuelas de comunión” (DA 170).
Para superar el individualismo y el anonimato, la renovación comunitaria de las parroquias “exige reformar sus estructuras, para que sea una red de comunidades y grupos” (DA 172), animada por una espiritualidad de la comunión y organizada en consejos y comisiones de pastoral (cfr.DA 203)
Finalmente el P. German Cálix dibujó la imagen de la parroquia al servicio de la vida, por el anuncio del Evangelio de Jesucristo y la práctica de la caridad. “Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen de los pobres del Continente” (DA. 362). Esta firme decisión misionera debe impregnar a las personas, planes y estructuras parroquiales (cfr. DA. 365). “La V Conferencia General es una oportunidad para que todas las parroquias se vuelvan misioneras… tanto en la evangelización de las grandes ciudades como del mundo rural” (DA. 173).
“La parroquia tiene, también, la hermosa ocasión de responder a las grandes necesidades de nuestros pueblos. Para ello, tiene que seguir el camino de Jesús y llegar a ser buena samaritana como Él. Cada parroquia debe llegar a concretar en signos solidarios su compromiso social en los diversos medios en que ella se mueve, con toda “la imaginación de la caridad” (DA. 176).
El tercer día trazamos algunas líneas de acción con sus actividades específicas para llegar a ese modelo de parroquia deseado y proyectado a la luz de Aparecida. Trabajamos en grupos con una dinámica llamada “método de consenso”, que da la oportunidad a todos para hacer sus aportaciones y justificarlas y busca el consenso mayoritario sin emplear mucho tiempo en discusiones.
Sería muy prolijo recoger el resultado de este trabajo. Me contento con seleccionar algunas líneas de acción que sugieren el camino y motivan la andadura:
• Establecer un proceso gradual, integral y permanente de formación para los agentes de pastoral y para las comunidades.
• Organizar nuestras complejas parroquias por sectores y fomentar las comunidades eclesiales con una estructura estable y con un acompañamiento y formación permanentes.
• Fomentar en las parroquias un proceso gradual y continuado de misión en el que todos nos sintamos corresponsables.
• Motivar y fortalecer la pastoral social estructurada, orgánica e integral, animada por la espiritualidad de la caridad y fundamentada en la Doctrina Social de la Iglesia (D.S.I).
¿Te comprometes a construir con otros este modelo de parroquia?